En abril se conoció un informe del Departamento de Energía de los Estados Unidos que posiciona a la Argentina como el tercer país del mundo con “recursos potenciales” de gas no convencional, con una posibilidad de recuperación de 774 trillones de pies cúbicos (TFC), detrás de China (1.275 TFC) y Estados Unidos (862 TFC) (Argentina.ar, 18/4/2011).
Al mes siguiente, trascendieron las intenciones del gobernador neuquino, Jorge Sapag, de presentar a la Nación un proyecto para el desarrollo del gas no convencional en la provincia, que requeriría una inversión de US$ 10.000 millones. Sapag estima que en un lapso de cuatro años estaría en condiciones de “abastecer el gas que consume la República, más el que se va a consumir por el crecimiento natural de la industria, más el que se puede perfectamente exportar por los gasoductos que hoy están ociosos a Chile y que han costado miles de millones construir” (La Mañana Neuquén, 3/5/2011).
El nivel de inversiones requerido –sobre todo para las explotaciones de gas de esquisto, que, a diferencia de las de tight gas, implican necesariamente llegar a la roca madre y realizar perforaciones horizontales-, ha revitalizado el interés de los “grandes jugadores” de la industria por la zona, como lo evidencia el desembarco de la norteamericana Exxon-Mobil en Neuquén.
Ahora bien, al margen de las especulaciones y del enorme negocio en ciernes, ¿qué implica la explotación de shale gas en términos estrictos? ¿Cuáles son sus potenciales impactos? Para intentar responder algunos de estos interrogantes, a continuación detallamos los aspectos más salientes de Shale gas: a provisional assessment of climate change and environmental impacts (“Gas de esquisto: evaluación preliminar de sus impactos ambientales y sobre el cambio climático”), informe preparado al respecto en enero de 2011 por el Tyndall Centre for Climate Research, organización del Reino Unido que agrupa científicos, economistas, ingenieros y cientistas sociales abocados a la investigación de alternativas de desarrollo sustentable frente al cambio climático.