MALDITOS
Una BANDA que causa FURIA: Los BARRICKTURROS
Punto y Coma. El Cerro Rico de Potosí fue la mina de plata más grande del mundo, al punto que esa ciudad, al sur de Bolivia, llegó a tener más habitantes y riquezas que París. Hoy, los mineros bolivianos siguen explotando los despojos minerales para subsistir, en el interior de una montaña que se tragó la vida de millones de indígenas. Un recorrido por la montaña emblemática del saqueo colonial, que se ha convertido en destino turístico. Crónica de un viaje de 46 horas desde La Paz hasta el Litoral.
Eliezer Budasoff
De la Redacción de UNO
De la Redacción de UNO
El cerro Rico de Potosí, al sur de Bolivia, es un queso gruyere: una montaña con más de 400 accesos por donde ingresan cada día entre 8.000 y 14.000 mineros. Todos adentro picando las paredes para exprimir los filones de vetas de mineral. Plata y zinc, a veces también estaño.
En el corazón del cerro siempre hay riesgo de derrumbes, pero los mineros bolivianos tienen un método para prevenirlos. Los viernes por la tarde, antes de regresar sucios y agotados pero aún vivos a sus casas, pasan a compartir unos tragos de alcohol con el “Tío”; le ofrecen tabaco y hojas de coca, le dan las gracias por la producción y por haberlos protegido toda la semana en el interior de la montaña. El “Tío” es una estatua de cemento con forma de diablo, pintada de rojo, con un pito gigante. Es el dios de los mineros. “No hay nadie más que les pueda cuidar de los derrumbes”, dice Johnny, el guía del grupo, mientras enciende un L&M y lo pone en la boca del diablo para ver si somos bienvenidos.
El diablo fuma, Johnny habla. Johnny era minero pero ahora es guía. Usa pañuelo, mastica coca, habla mucho: tiene un amplio repertorio de palabras en inglés y de chistes sexuales que utiliza cada vez que puede durante sus explicaciones, aunque siempre le salen de un modo forzado, o los dice con el rostro tenso y la mirada ansiosa, de tal modo que todos nos ponemos un poco incómodos, sonreímos y bajamos la vista cuando lo hace, como en este momento que dice que necesita tres mujeres vírgenes para completar los sacrificios para el “Tío”, y después le pregunta a cada una de las chicas del grupo si es virgen, mientras las mira fijo, y sus ojitos le brillan, iluminados por la luz de nuestros cascos. En el grupo hay tres franceses, una pareja de alemanes, una suiza, una brasileña y un argentino. La excursión por las minas es larga.
Etiquetas: ACCIDENTES MINEROS, BOLIVIA, MINERIA
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