"Es un empleado nuestro", sostuvo Hugo Rolando, representante de la empresa ante Nuevo Diario, al indicar que lo que se hizo fue un "reacomodo de zonas que ya estaban desmontadas".
Los hechos quedaron inscriptos en las imágenes de Video Tar, que en un informe mostró como las máquinas volteaban el monte que rodea la casa de Martín Villalba.
El hombre sostuvo que hace 16 años que vive en esas tierras. Rolando ratificó la versión al indicar que cuando la empresa compró las tierras, Villalba ya estaba allí porque "era empleado de los anteriores dueños". Agregó que ante ello, la empresa lo tomó como empleado y le paga un sueldo, además de haberle renovado el "contrato de pastaje" que tenía con los anteriores titulares registrales. Entendió que la actitud de Villalba implica una "infidelidad" hacia la empresa, por haber hecho las denuncias.
Por su parte, y según las denuncias que hizo Villalba, con el paso de las máquinas se destrozó el sembrado de "anco y maíz", entre otros productos, que tenía en las tierras y que cosechaba para subsistir. Además, se le dejó solo un espacio de 100 metros por 200 metros para alimentar las 300 cabezas de ganado a su cargo. "Ahora no me queda más que venderlo", dijo en referencia a su ganado en la nota otorgada al medio tartagalense.
"Nadie me está ayudando. Por eso vengo a ver, porque sé que hay una Ley para no desalojar a la gente", dijo.
Ayer, en tanto, desde el Ministerio de Ambiente se envió una inspección a fin de verificar el estado en el que quedaron las tierras tras el desmonte.
http://www.nuevodiariodesalta. com.ar/
Los hechos quedaron inscriptos en las imágenes de Video Tar, que en un informe mostró como las máquinas volteaban el monte que rodea la casa de Martín Villalba.
El hombre sostuvo que hace 16 años que vive en esas tierras. Rolando ratificó la versión al indicar que cuando la empresa compró las tierras, Villalba ya estaba allí porque "era empleado de los anteriores dueños". Agregó que ante ello, la empresa lo tomó como empleado y le paga un sueldo, además de haberle renovado el "contrato de pastaje" que tenía con los anteriores titulares registrales. Entendió que la actitud de Villalba implica una "infidelidad" hacia la empresa, por haber hecho las denuncias.
Por su parte, y según las denuncias que hizo Villalba, con el paso de las máquinas se destrozó el sembrado de "anco y maíz", entre otros productos, que tenía en las tierras y que cosechaba para subsistir. Además, se le dejó solo un espacio de 100 metros por 200 metros para alimentar las 300 cabezas de ganado a su cargo. "Ahora no me queda más que venderlo", dijo en referencia a su ganado en la nota otorgada al medio tartagalense.
"Nadie me está ayudando. Por eso vengo a ver, porque sé que hay una Ley para no desalojar a la gente", dijo.
Ayer, en tanto, desde el Ministerio de Ambiente se envió una inspección a fin de verificar el estado en el que quedaron las tierras tras el desmonte.
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