MALDITOS
Una BANDA que causa FURIA: Los BARRICKTURROS
Nueva directora del Instituto Humboldt habla de necesidad de comenzar a reorganizar el territorio.
Cuando Brigitte Luis Guillermo Baptiste habla de medio ambiente, su condición de transgénero no importa, se olvida. Al fin y al cabo, es su derecho.
Pero con lo que sí genera polémica es con sus opiniones sobre el rumbo que debe tomar Colombia como uno de los países más biodiversos del mundo. Futuro en el que Baptiste será protagonista durante los próximos cuatro años, como directora del Instituto Alexander von Humboldt.
Bióloga, docente, magíster en estudios latinoamericanos de la Universidad de la Florida, especialista en ecología del paisaje y en el análisis de procesos de transformación del territorio, y quien está a punto de terminar un doctorado en ciencias ambientales de la Universidad Autónoma de Barcelona, tendrá que velar, en estos tiempos de cambios climáticos extremos, por el conocimiento y la preservación de nuestros recursos biológicos.
No es muy optimista frente a la salud del planeta, pero dice tener la suficiente 'gasolina' como para impulsar un giro que nos desvíe del abismo.
¿Cuál cree que es el principal reto ambiental que enfrenta el país?
Que la sociedad entienda que la biodiversidad es el fundamento del bienestar. Ya es hora de que los sectores agropecuario, minero y de infraestructura sepan que nuestra biodiversidad no es un adorno, sino una herramienta para la funcionalidad a largo plazo.
¿Estamos lejos de que nuestro desarrollo vaya en el camino de lo sustentable?
Así es. Avanzamos en contravía. Nos quejamos de que nos inundamos cuando llueve, de que nos quemamos cuando hace sol, y a todo eso le llamamos 'desastres'. Pero es que el mundo es así, esos fenómenos son inherentes al planeta. Debemos adaptarnos, pero aquí siempre estamos pensando en cambiar las condiciones físicas del país para que estas se adapten a nuestros intereses, a un modelo anglosajón que queremos imitar.
¿La minería es un obstáculo o una oportunidad?
La minería sustentable no existe. Por eso lo importante es tener muy claro cuál será el precio que estamos dispuestos a pagar por adquirir esos recursos mineros y disfrutar de sus ganancias. Yo sacrificaría la calidad ambiental de ciertos puntos, siempre y cuando haya una compensación real, si hay proyectos bien manejados. Lo que pasa es que en el país de la biodiversidad suena muy difícil entrar a negociar la calidad ambiental, a cambio de unos beneficios que muchas veces se lleva la corrupción.
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Bióloga, docente, magíster en estudios latinoamericanos de la Universidad de la Florida, especialista en ecología del paisaje y en el análisis de procesos de transformación del territorio, y quien está a punto de terminar un doctorado en ciencias ambientales de la Universidad Autónoma de Barcelona, tendrá que velar, en estos tiempos de cambios climáticos extremos, por el conocimiento y la preservación de nuestros recursos biológicos.
No es muy optimista frente a la salud del planeta, pero dice tener la suficiente 'gasolina' como para impulsar un giro que nos desvíe del abismo.
¿Cuál cree que es el principal reto ambiental que enfrenta el país?
Que la sociedad entienda que la biodiversidad es el fundamento del bienestar. Ya es hora de que los sectores agropecuario, minero y de infraestructura sepan que nuestra biodiversidad no es un adorno, sino una herramienta para la funcionalidad a largo plazo.
¿Estamos lejos de que nuestro desarrollo vaya en el camino de lo sustentable?
Así es. Avanzamos en contravía. Nos quejamos de que nos inundamos cuando llueve, de que nos quemamos cuando hace sol, y a todo eso le llamamos 'desastres'. Pero es que el mundo es así, esos fenómenos son inherentes al planeta. Debemos adaptarnos, pero aquí siempre estamos pensando en cambiar las condiciones físicas del país para que estas se adapten a nuestros intereses, a un modelo anglosajón que queremos imitar.
¿La minería es un obstáculo o una oportunidad?
La minería sustentable no existe. Por eso lo importante es tener muy claro cuál será el precio que estamos dispuestos a pagar por adquirir esos recursos mineros y disfrutar de sus ganancias. Yo sacrificaría la calidad ambiental de ciertos puntos, siempre y cuando haya una compensación real, si hay proyectos bien manejados. Lo que pasa es que en el país de la biodiversidad suena muy difícil entrar a negociar la calidad ambiental, a cambio de unos beneficios que muchas veces se lleva la corrupción.
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