MALDITOS
Una BANDA que causa FURIA: Los BARRICKTURROS
Silvia Ribeiro *
Durante las negociaciones de Naciones Unidas sobre cambio climático en Copenhague, Dinamarca, en diciembre pasado, la delegación de Bolivia comparó lo que allí sucedía con la película Matrix. Agregó que los únicos que tomaban "la pastilla roja" (que en la película permite ver la realidad como es) eran los que marchaban protestando por las calles de Copenhague. Es una de las imágenes más atinadas que he escuchado.
Al contrario de lo que uno creería, esa convención no trata de las causas y soluciones reales al cambio climático, sino sobre todo de cómo gestionar y aumentar las ganancias con el comercio del cielo y el aire limpio –materias cada vez más escasas (y, por tanto, más rentables) gracias al desastre climático, a su vez provocado por los que más lucran ahora con ese comercio.
Afuera convergen en la protesta los que tienen las alternativas reales para salir de las crisis –campesinos, indígenas, pescadores artesanales, comunidades en resistencia contra megaproyectos energéticos y otros– con miles de jóvenes que, como tantas veces en la historia, se niegan a participar en esta farsa que les roba el futuro. Son reprimidos porque nada hay más peligroso para los dueños de la Matrix que jóvenes decididos a ver la realidad, a no venderse y a autogestionar su vida, o campesinos e indígenas que pretenden seguir en sus tierras y culturas produciendo sus alimentos y los de la mayoría de la gente mientras cuidan el planeta. Pero lo que a los señores les resulta realmente insoportable es que se pongan de acuerdo, que es justamente lo que sucedió en Copenhague.
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Etiquetas: CAMBIO CLIMATICO, CORRUPCION
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