MALDITOS
Una BANDA que causa FURIA: Los BARRICKTURROS
José Pedro Martins
Proyecto a punto de ser aprobado por Cámara de Diputados moviliza y provoca polémica.
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Un acuerdo entre dirigentes de partidos políticos en la Cámara de Diputados aplazó hasta fines de abril la votación sobre el proyecto de reforma del Código Forestal brasileño, que ya lleva 13 años tramitándose en el Congreso Nacional brasileño.
La propuesta de cambios en el Código Forestal se ha debatido durante años y ha causado enorme controversia entre ambientalistas, la comunidad científica, así como representantes de otros sectores de la sociedad brasileña, y los productores rurales de todo el país. Estos últimos han propugnado las modificaciones, mientras que ambientalistas y científicos argumentan que los cambios sugeridos tendrán enorme impacto en términos de expansión de la deforestación (inclusive en la Amazonia), agravamiento de la erosión de la diversidad biológica y vulnerabilidad de los recursos hídricos de Brasil, que tiene la mayor reserva de agua dulce del planeta (12.5%).
El primer Código Forestal brasileño fue establecido por decreto 23.793 del 23 de enero de 1934, que fue derogado por la Ley 4.771 del 15 de setiembre de 1965. Esta es la ley que estipula el Código Forestal vigente y que está actualmente bajo discusión.
La propuesta de reforma del Código Forestal de 1965 fue presentada en 1999. Uno de los argumentos para la reforma del Código Forestal se refiere a la situación irregular experimentada por gran parte de las propiedades rurales brasileñas en cuanto a las llamadas áreas de preservación permanente (APP), fajas de tierra situadas en las orillas de los ríos.
El código de 1965 estipula que toda propiedad rural debe dejar sin deforestar dos franjas mínimas de 30 metros de vegetación en las márgenes de los ríos y arroyos de hasta 10 metros de ancho. El cambio propuesto en el código estipula una franja de 15 metros (reducida, por lo tanto, a la mitad) en ríos de hasta 5 metros de ancho. Las APP que se encuentran en colinas, a su vez, podrían ser sustituidas por determinados cultivos agrícolas.
Otro punto se refiere a la denominada reserva legal, que es un porcentaje de propiedad rural que no puede ser deforestada de forma alguna. La proporción de la reserva legal depende del bioma. Según el código de 1965, la reserva legal estipulada es de 80% en la Amazonia, 35% en la región de sabana conocida como el Cerrado y 20% en las demás regiones. La propuesta de reforma del Código Forestal disminuye significativamente la reserva legal.
La Conferencia Nacional de Obispos de Brasil (CNBB) señaló en un comunicado emitido a fines del 2011 que “el proyecto fragiliza la protección de los bosques hoy conservados, permitiendo el aumento de la deforestación. Los manglares estarán abiertos a la cría de camarón a gran escala, perjudicando a los pescadores artesanales y los pequeños extractores. Las colinas perderán su protección, sometidas a nuevas ocupaciones agropecuarias que ya han mostrado ser erróneas. El bosque amazónico verá disminuida su protección, con sus enormes tierras bajas abiertas a cualquier tipo de ocupación, perjudicando a quienes hoy las utilizan de manera sostenible”.
Impactos sobre el medio ambiente
Una importante advertencia de los científicos se refiere a la afirmación de que las APP y las reservas legales serían áreas improductivas, y por lo tanto deberían deforestarse para dar paso a cultivos agrícolas. Los científicos señalan que los polinizadores, por ejemplo, dependen esencialmente de áreas de vegetación que se encuentran en las APP y reservas legales.
“La investigación científica confirma los beneficios significativos de la polinización como servicio ecosistémico para la productividad de cultivos importantes. Los polinizadores pueden ser responsables de 50% de la producción de soja, de 45 a 75% de la producción de melón, 40% de la producción de café, 35% de la producción de naranja, 88% de la producción de anacardo, 43% de la producción de algodón y 14% de la producción de durazno. En cuanto al maracuyá, su producción depende enteramente de agentes polinizadores bióticos”, afirman la Sociedad Brasileña para el Progreso de la Ciencia (SBPC) y la Academia Brasileña de Ciencias (ABC) en el estudio conjunto titulado “El Código Forestal y la ciencia: Contribuciones para el diálogo”.
El agrónomo José Carlos Perdigão, presidente de la Asociación Jaguatibaia, que se dedica a la reforestación de áreas de preservación permanente en el interior de São Paulo, considera que el enfoque de la discusión sobre el Código Forestal es incorrecto.
“El enfoque debería ser considerar las áreas de vegetación permanente y reservas legales como fundamentales para la protección de la biodiversidad y para la producción de agua. Así, los agricultores que mantuviesen inalteradas las APP y las reservas legales podrían ser remunerados por eso, a título de prestación de servicios ambientales. Esto es lo más moderno. La biodiversidad y el agua son la base de la vida, sin ellos no hay vida”, advirtió Perdigão.
El estudio de la SBPC y la ABC, las dos principales instituciones que representan a los científicos del país, mostró que actualmente existen en Brasil 61 millones de hectáreas —cerca del 20% de la superficie ocupada por las propiedades rurales— de tierras degradadas que podrían ser recuperadas y utilizadas en la producción de alimentos.
“Hay conocimientos y tecnologías disponibles para esta recuperación”, dice el documento. “En este sentido destaca la reciente iniciativa del gobierno federal a través del Programa Agricultura de Bajo Carbono (ABC), que aprovecha el pasivo de las emisiones de gases de efecto invernadero y lo transforma en oportunidad en la producción agrícola y en la prestación de servicios ambientales. Sin embargo, a pesar del gran mérito de esta iniciativa, es necesario un esfuerzo político mucho más grande”.
Idas y retrocesosEl 24 de mayo del 2011, el proyecto de reforma fue aprobado en la Cámara de Diputados por 410 votos a favor, 63 en contra y una abstención. La aprobación contó con 46 votos de representantes del gobernante PT, más el apoyo masivo de otros grandes partidos, como el Partido del Movimiento Democrático Brasileño (PMDB), el Partido de la Social Democracia Brasileña (PSDB), el Partido de la República (PR) y los Demócratas (DEM). Luego la norma fue llevada al Senado, donde se incluyeron cambios. Y ahora, en su fase final de tramitación, el proyecto volvió a Diputados cuya votación está prevista para fines de abril.
Se votará el texto del nuevo relator, el diputado Paulo Piau, del PMDB, que, según evaluación de los ecologistas, retoma lo que había sido aprobado por Diputados y no toma en cuenta las modificaciones del Senado. El texto del relator elimina, por ejemplo, lo que estaba establecido en el artículo 1 del texto del Senado, que establecía “el compromiso soberano de Brasil con la preservación de sus bosques y otras formas de vegetación nativa, la biodiversidad, el suelo y los recursos hídricos”.
El artículo 1 del texto de Piau sólo indica: “Esta ley establece normas generales sobre la protección de la vegetación, adopta disposiciones sobre las áreas de preservación permanente y las áreas de reserva legal, define reglas generales sobre la exploración forestal, el suministro de materias primas forestales, el control del origen de los productos forestales y el control y prevención de incendios forestales, y prevé instrumentos económicos y financieros para el logro de sus objetivos”.
Con la cercanía de la votación final sobre el proyecto de reforma del Código Forestal la controversia tiende a aumentar.
“Cualquiera que sea el texto que reciba la presidenta Dilma [Rousseff] de manos del Congreso, contendrá estímulos para más deforestación y amnistías. Que la manifestación de hoy, junto con las que se han producido en varios otros lugares de Brasil a lo largo de esta semana, haga que la presidenta recuerde que prometió a todos los brasileños durante su campaña electoral, vetar cualquier cambio en el Código Forestal que permita más deforestación. Aquí estamos hoy reclamando que cumpla su palabra”, dijo Márcio Astrini, de la Campaña Amazonia de Greenpeace, con motivo de la manifestación que reunió a más de 1,500 personas, el 7 de marzo, en Brasilia frente a la sede del Congreso Nacional. —Noticias Aliadas.
La propuesta de cambios en el Código Forestal se ha debatido durante años y ha causado enorme controversia entre ambientalistas, la comunidad científica, así como representantes de otros sectores de la sociedad brasileña, y los productores rurales de todo el país. Estos últimos han propugnado las modificaciones, mientras que ambientalistas y científicos argumentan que los cambios sugeridos tendrán enorme impacto en términos de expansión de la deforestación (inclusive en la Amazonia), agravamiento de la erosión de la diversidad biológica y vulnerabilidad de los recursos hídricos de Brasil, que tiene la mayor reserva de agua dulce del planeta (12.5%).
El primer Código Forestal brasileño fue establecido por decreto 23.793 del 23 de enero de 1934, que fue derogado por la Ley 4.771 del 15 de setiembre de 1965. Esta es la ley que estipula el Código Forestal vigente y que está actualmente bajo discusión.
La propuesta de reforma del Código Forestal de 1965 fue presentada en 1999. Uno de los argumentos para la reforma del Código Forestal se refiere a la situación irregular experimentada por gran parte de las propiedades rurales brasileñas en cuanto a las llamadas áreas de preservación permanente (APP), fajas de tierra situadas en las orillas de los ríos.
El código de 1965 estipula que toda propiedad rural debe dejar sin deforestar dos franjas mínimas de 30 metros de vegetación en las márgenes de los ríos y arroyos de hasta 10 metros de ancho. El cambio propuesto en el código estipula una franja de 15 metros (reducida, por lo tanto, a la mitad) en ríos de hasta 5 metros de ancho. Las APP que se encuentran en colinas, a su vez, podrían ser sustituidas por determinados cultivos agrícolas.
Otro punto se refiere a la denominada reserva legal, que es un porcentaje de propiedad rural que no puede ser deforestada de forma alguna. La proporción de la reserva legal depende del bioma. Según el código de 1965, la reserva legal estipulada es de 80% en la Amazonia, 35% en la región de sabana conocida como el Cerrado y 20% en las demás regiones. La propuesta de reforma del Código Forestal disminuye significativamente la reserva legal.
La Conferencia Nacional de Obispos de Brasil (CNBB) señaló en un comunicado emitido a fines del 2011 que “el proyecto fragiliza la protección de los bosques hoy conservados, permitiendo el aumento de la deforestación. Los manglares estarán abiertos a la cría de camarón a gran escala, perjudicando a los pescadores artesanales y los pequeños extractores. Las colinas perderán su protección, sometidas a nuevas ocupaciones agropecuarias que ya han mostrado ser erróneas. El bosque amazónico verá disminuida su protección, con sus enormes tierras bajas abiertas a cualquier tipo de ocupación, perjudicando a quienes hoy las utilizan de manera sostenible”.
Impactos sobre el medio ambiente
Una importante advertencia de los científicos se refiere a la afirmación de que las APP y las reservas legales serían áreas improductivas, y por lo tanto deberían deforestarse para dar paso a cultivos agrícolas. Los científicos señalan que los polinizadores, por ejemplo, dependen esencialmente de áreas de vegetación que se encuentran en las APP y reservas legales.
“La investigación científica confirma los beneficios significativos de la polinización como servicio ecosistémico para la productividad de cultivos importantes. Los polinizadores pueden ser responsables de 50% de la producción de soja, de 45 a 75% de la producción de melón, 40% de la producción de café, 35% de la producción de naranja, 88% de la producción de anacardo, 43% de la producción de algodón y 14% de la producción de durazno. En cuanto al maracuyá, su producción depende enteramente de agentes polinizadores bióticos”, afirman la Sociedad Brasileña para el Progreso de la Ciencia (SBPC) y la Academia Brasileña de Ciencias (ABC) en el estudio conjunto titulado “El Código Forestal y la ciencia: Contribuciones para el diálogo”.
El agrónomo José Carlos Perdigão, presidente de la Asociación Jaguatibaia, que se dedica a la reforestación de áreas de preservación permanente en el interior de São Paulo, considera que el enfoque de la discusión sobre el Código Forestal es incorrecto.
“El enfoque debería ser considerar las áreas de vegetación permanente y reservas legales como fundamentales para la protección de la biodiversidad y para la producción de agua. Así, los agricultores que mantuviesen inalteradas las APP y las reservas legales podrían ser remunerados por eso, a título de prestación de servicios ambientales. Esto es lo más moderno. La biodiversidad y el agua son la base de la vida, sin ellos no hay vida”, advirtió Perdigão.
El estudio de la SBPC y la ABC, las dos principales instituciones que representan a los científicos del país, mostró que actualmente existen en Brasil 61 millones de hectáreas —cerca del 20% de la superficie ocupada por las propiedades rurales— de tierras degradadas que podrían ser recuperadas y utilizadas en la producción de alimentos.
“Hay conocimientos y tecnologías disponibles para esta recuperación”, dice el documento. “En este sentido destaca la reciente iniciativa del gobierno federal a través del Programa Agricultura de Bajo Carbono (ABC), que aprovecha el pasivo de las emisiones de gases de efecto invernadero y lo transforma en oportunidad en la producción agrícola y en la prestación de servicios ambientales. Sin embargo, a pesar del gran mérito de esta iniciativa, es necesario un esfuerzo político mucho más grande”.
Idas y retrocesosEl 24 de mayo del 2011, el proyecto de reforma fue aprobado en la Cámara de Diputados por 410 votos a favor, 63 en contra y una abstención. La aprobación contó con 46 votos de representantes del gobernante PT, más el apoyo masivo de otros grandes partidos, como el Partido del Movimiento Democrático Brasileño (PMDB), el Partido de la Social Democracia Brasileña (PSDB), el Partido de la República (PR) y los Demócratas (DEM). Luego la norma fue llevada al Senado, donde se incluyeron cambios. Y ahora, en su fase final de tramitación, el proyecto volvió a Diputados cuya votación está prevista para fines de abril.
Se votará el texto del nuevo relator, el diputado Paulo Piau, del PMDB, que, según evaluación de los ecologistas, retoma lo que había sido aprobado por Diputados y no toma en cuenta las modificaciones del Senado. El texto del relator elimina, por ejemplo, lo que estaba establecido en el artículo 1 del texto del Senado, que establecía “el compromiso soberano de Brasil con la preservación de sus bosques y otras formas de vegetación nativa, la biodiversidad, el suelo y los recursos hídricos”.
El artículo 1 del texto de Piau sólo indica: “Esta ley establece normas generales sobre la protección de la vegetación, adopta disposiciones sobre las áreas de preservación permanente y las áreas de reserva legal, define reglas generales sobre la exploración forestal, el suministro de materias primas forestales, el control del origen de los productos forestales y el control y prevención de incendios forestales, y prevé instrumentos económicos y financieros para el logro de sus objetivos”.
Con la cercanía de la votación final sobre el proyecto de reforma del Código Forestal la controversia tiende a aumentar.
“Cualquiera que sea el texto que reciba la presidenta Dilma [Rousseff] de manos del Congreso, contendrá estímulos para más deforestación y amnistías. Que la manifestación de hoy, junto con las que se han producido en varios otros lugares de Brasil a lo largo de esta semana, haga que la presidenta recuerde que prometió a todos los brasileños durante su campaña electoral, vetar cualquier cambio en el Código Forestal que permita más deforestación. Aquí estamos hoy reclamando que cumpla su palabra”, dijo Márcio Astrini, de la Campaña Amazonia de Greenpeace, con motivo de la manifestación que reunió a más de 1,500 personas, el 7 de marzo, en Brasilia frente a la sede del Congreso Nacional. —Noticias Aliadas.
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