MALDITOS
Una BANDA que causa FURIA: Los BARRICKTURROS
Diario Crítica otra vez en el Darragueira
Un barrio. Eso es lo que hay. En Villa de Mayo, partido de Malvinas Argentinas –zona noroeste del conurbano bonaerense- hay un barrio de casas sencillas, pelopincho en el fondo, calles de tierra y zanjas. Por una de esas zanjas pasa un arroyo de aguas enfermas. Un hombre extiende el brazo y lo señala: “Cuando llueve –dice– todo esto se inmunda”.Félix Pérez, 66 años, vecino desde hace dos décadas, produce –sin ningún tipo de intención– un oportuno neologismo. Porque cuando llueve, efectivamente, todo esto se inmunda. Las napas suben, los pozos ciegos se desbordan, el arroyo Darragueyra avanza sobre los suelos de las casas y los excrementos viajan a la velocidad de los troncos y las botellas de plástico. Lo que queda al descubierto, en el medio de ese río torpe y desmadrado, es una verdad que existe desde hace ya mucho tiempo y que ni siquiera se ciñe a los confines de Malvinas Argentinas: en todo el país, según datos que maneja la Organización Panamericana de la Salud (OPS), el 58% de la población carece de tendido cloacal y convive con sus excrementos de maneras denigrantes e impensadas (una cifra muy por encima de la recomendada por la OPS, que sugiere que un país digno no debe tener más del 10% de su gente en esas condiciones). El lenguaje burocrático se refiere a ellos como “no usuarios”. Pero la realidad es más cochina: hay 23.200.000 personas que deben arreglarse como puedan –haciendo y pagando excavaciones, tendiendo caños, vaciando pozos– para no quedar tapadas por su propia caca.Etiquetas: BUENOS AIRES, CONTAMINACION
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