MALDITOS
Una BANDA que causa FURIA: Los BARRICKTURROS
Minas australianas: El poder de las corporaciones, lobby político y previlegios sectoriales
Publicado por Norberto Costa en 0:51Cuando los gobiernos impulsan incrementar los recursos fiscales por la explotación minera, las compañías ejercen una fortísima presión para frenar esa iniciativa. Los casos australiano y chileno.
Por Diego Rubinzal
Las compañías mineras son cuestionadas por diversas razones. El calvario de los 33 mineros chilenos reactualizó el debate acerca de la irresponsabilidad empresaria en materia de seguridad laboral. En otras ocasiones, las críticas se focalizan en el daño ambiental generado en el proceso extractivo a cielo abierto. También son intensas las discusiones alrededor de su contribución al desarrollo económico y acerca del nivel de carga tributaria.
Hace unos meses, el hasta entonces jefe de gobierno australiano propuso aplicar un impuesto extraordinario –a partir del 2012– a las compañías mineras. Esa iniciativa generó un virulento enfrentamiento entre el gobierno del premier laborista Kevin Rudd y las corporaciones sectoriales.
Por un lado, el ministro de Economía, Ken Henry, argumentaba que toda la comunidad australiana debía beneficiarse con el alza de los precios de los minerales. Por el otro, las compañías afectadas amenazaban con suspender la ejecución de proyectos de inversión por alrededor de 17.000 millones de dólares. La falta de apoyo de su propio partido determinó la caída del gobierno de Rudd. El nuevo gobierno, encabezado por la laborista Julia Gillard, reformuló el proyecto original proponiendo reducir la tasa de imposición desde el 40 por ciento, alícuota propuesta por Rudd, al 30 por ciento.
La diferencia entre el malogrado proyecto de Rudd y la propuesta de Gillard implica unos 35.000 millones de dólares menos para el Estado australiano. La polémica acerca de la reformulada propuesta laborista se saldó finalmente en las elecciones celebradas el pasado 21 de agosto.
En esa votación, los australianos optaron entre el oficialista Partido Laborista y una oposición conservadora (liderada por Tony Abbott) que se opuso al impuesto proyectado por el laborismo.
Hace unos meses, el hasta entonces jefe de gobierno australiano propuso aplicar un impuesto extraordinario –a partir del 2012– a las compañías mineras. Esa iniciativa generó un virulento enfrentamiento entre el gobierno del premier laborista Kevin Rudd y las corporaciones sectoriales.
Por un lado, el ministro de Economía, Ken Henry, argumentaba que toda la comunidad australiana debía beneficiarse con el alza de los precios de los minerales. Por el otro, las compañías afectadas amenazaban con suspender la ejecución de proyectos de inversión por alrededor de 17.000 millones de dólares. La falta de apoyo de su propio partido determinó la caída del gobierno de Rudd. El nuevo gobierno, encabezado por la laborista Julia Gillard, reformuló el proyecto original proponiendo reducir la tasa de imposición desde el 40 por ciento, alícuota propuesta por Rudd, al 30 por ciento.
La diferencia entre el malogrado proyecto de Rudd y la propuesta de Gillard implica unos 35.000 millones de dólares menos para el Estado australiano. La polémica acerca de la reformulada propuesta laborista se saldó finalmente en las elecciones celebradas el pasado 21 de agosto.
En esa votación, los australianos optaron entre el oficialista Partido Laborista y una oposición conservadora (liderada por Tony Abbott) que se opuso al impuesto proyectado por el laborismo.
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