MALDITOS
Una BANDA que causa FURIA: Los BARRICKTURROS
El miedo resucita El Dorado
UN VIAJE DESDE COLOMBIA A NEVADA PARA EXPLORAR LA NUEVA FIEBRE DEL ORO EN AMÉRICA |EL PODER DEL ORO ES QUE "ANIQUILA LA INCERTIDUMBRE", DICE PETER BERNSTEIN
El Dorado siempre fue una empresa de avaricia, delirio y destrucción. Y, aunque sus protagonistas ahora sean multinacionales mineras con sede en Vancouver (Canadá) o Johannesburgo (Sudáfrica), o desesperados buscadores de fortuna de Colombia o Alaska, la fiebre del oro del siglo XXI no está resultando muy distinta. Aunque quizás habría que añadir otro factor para explicar este nuevo gold rush (fiebre del oro) que ha duplicado el precio de la onza troy (unidad de masa empleada para pesar metales preciosos), desde los 800 hasta los 1.600 dólares en tan sólo cinco años: la búsqueda de seguridad.
"El oro siempre ha justificado los actos más atroces y la resistencia humana más extraordinaria", advierte Peter Bernstein en su libro El poder del oro. Pero no sólo porque ofrece riqueza sino también porque "aniquila la incertidumbre". Como señala la bloguera financiera Masa Serdarevic, "comprar oro es siempre un asunto de miedo".
Y en una crisis global que ya sacude hasta los estados europeos, el miedo no escasea. La demanda del oro se expande en todas partes subiendo el 9% en el 2010 pese a los precios. Desde las nuevas clases medias indias y chinas que compran joyería de oro en busca de estatus y de valor seguro, hasta ahorradores e inversores occidentales que huyen de la bolsa y desprecian tipos de interés próximos a cero.
Y si el terror financiero impulsa el oro, el auge de nuevas ideologías apocalípticas lo convierten en culto. El regreso al patrón oro –considerado hace poco un delirio de los excéntricos gold bugs (bichos dorados)– gana adeptos en la cúpula republicana de EE.UU.
Pese a ser el menos útil de todos los metales, el oro siempre ha engendrado delirios. Químicamente inerte, el elemento aurora AU jamás se oxida, lo cual le concede "una longevidad con la que todos soñamos", resalta Peter Bernstein. Y resulta irresistible para conservadores y libertarios porque no depende de ningún Estado. "El oro puede ser un trozo de metal inútil y lustroso, pero, por lo menos, los banqueros centrales no pueden imprimirlo", indica Dylan Grice, analista de la entidad bancaria Crédit Suisse.
Por supuesto, el miedo se traduce en fantásticos beneficios para las grandes multinacionales mineras y sus accionistas. Estas ya empiezan a minar en "lugares antes no económicos o marginales, y donde vive más gente", explica el economista argentino Leonardo Stanley.
La fiebre se extiende desde Tanzania hasta Mongolia. Pero en esta serie que hoy se inicia, el análisis se centra en el regreso a El Dorado y a la fiebre del oro americana del siglo XIX.
Colombia y Centroamérica –menos desarrollados en minería que Chile o Perú en el sur– ya son la nueva frontera del oro en América. Asimismo, en el norte de América, desde Alaska, el Klondike, hasta Nevada vuelven a ser los sueños ilusorios de buscadores de fortuna y los nuevos gold bugs de la era del miedo.
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