MALDITOS
Una BANDA que causa FURIA: Los BARRICKTURROS
En el período correspondiente a la primera vuelta electoral, que concluyó el 11 de septiembre, por mandato del Comité Ejecutivo de la Red por la Paz y el Desarrollo de Guatemala (RPDG), hicimos un llamamiento al voto castigo de los familiares y amistades de los migrantes, que consistía en no votar por partidos políticos que habían engañado o traicionado a los migrantes. Para ser honestos, no podemos medir el impacto de nuestra petición y, por consiguiente, no sabemos qué tanto le restamos votos a dichos partidos. Lo que sí quedó claro es que en el futuro no dejaremos pasar sin costo las acciones negativas de los partidos políticos hacia nosotros los migrantes. Se darán cuenta ellos de que nuestro peso no está solamente en las remesas que enviamos sino en el compromiso total que tenemos para apoyar las causas justas en Guatemala y otras partes.
Nos encontramos en la segunda vuelta. La decisión a tomar es ahora entre dos candidatos: Manuel Baldizón, de LIDER, y Otto Pérez, del Patriota. Ninguno de los dos ha respondido adecuadamente a los planteamientos de los migrantes, si bien Baldizón enmendó la plana a tiempo. Los dos partidos nos fallaron en cuanto a permitir el voto de los guatemaltecos en el extranjero; pero Pérez actuó peor, al conseguir, vía el Tribunal Supremo Electoral (TSE) y la Corte de Constitucionalidad, con los que tiene estrechas relaciones, que nuestro voto se pospusiera para el 2015. Ninguno de los dos partidos hizo nada por conseguir el estatus de protección temporal (TPS) o la disminución significativa de las deportaciones de guatemaltecas y guatemaltecos de los Estados Unidos; a sus ojos y cerradas mentes, lograr eso, que aliviaría la situación de cientos de miles de connacionales, iba a ser capitalizado política y electoralmente por la UNE. Mezquinas posiciones de ambos.
En la etapa final de la campaña, ambos candidatos fueron invitados a un Foro con migrantes en Los Ángeles, California, y ni aceptaron ni presentaron excusas, despreciando el esfuerzo de las organizaciones de migrantes. Similar invitación les cursó la MENAMIG para un evento en la ciudad de Guatemala. Pérez ignoró el evento y Baldizón se hizo presente. Se le debe reconocer que no solamente asistió sino que también llevó propuestas interesantes para apoyar a los migrantes.
Los migrantes nada podemos esperar del Partido Patriota. No ha hecho nada en 8 años de ser fuerza política y no hará nada en el futuro. Por lo anterior, sin hacernos muchas ilusiones de que Baldizón responda a las necesidades de los migrantes, sí tenemos que afirmar, como migrantes y como RPDG, que la mejor decisión para el 6 de noviembre es votar por Manuel Baldizón y Raquel Blandón.
La RPDG frente a la segunda vuelta de las elecciones de 2011
Hay muchas lecciones a aprender de la primera vuelta en las elecciones de 2011. Un análisis primario de los resultados indicaría que la crisis del Estado guatemalteco se ha profundizado. Tres órganos del Estado –el TSE, la CC y la Corte Suprema de Justicia—incumplieron sus mandatos o se inmiscuyeron en asuntos que no les correspondían, en pleno abuso de poder, cayendo en la politización partidaria. El sistema de partidos políticos mostró de nuevo su incapacidad de proponer recambios positivos para el país, quedando en evidencia su falta de legitimidad y el rechazo de la ciudadanía al Congreso y al PARLACEN. Sin importar quién gane la segunda vuelta, el nuevo presidente gozará con poco respaldo ciudadano (no más del 30% real) y político (Congreso dividido). Igualmente, quienquiera que resulte presidente tendrá muy poca estatura internacionalmente, aparte de que una victoria de Otto Pérez cerraría las puertas de la cooperación internacional y bloquearía la aceptación de Guatemala en el concierto de las naciones.
Es indudable que los sectores de izquierda y populares tuvieron un pobre desempeño. En tanto no se reforme la Ley Electoral y de Partidos Políticos, el proceso electoral seguirá siendo un gran mercado dominado por los grandes capitales, sean lícito o ilícitos. En ese bazar, los sectores progresistas tienen pocas posibilidades de hacer impacto. Si bien es cierto que el TSE le apuntó muy particularmente al Frente Amplio para sus arbitrariedades –dejar fuera de la elección a numerosos candidatos importantes e intentar despojarlo de la diputación de Huehuetenango—hay que reconocer que la izquierda y los sectores populares también tenemos responsabilidad por los resultados. Faltó unidad. En primer lugar, se tuvo la absurda separación entre partidos políticos y movimiento social, que debió haberse corregido, oportunamente. Resulta ilógico que contando con más de 50,000 militantes de los tres partidos y medio –ANN, URNG-MAÍZ, Winaq y MNR—se hayan obtenido poco más de 150,000 votos. Eso significa que cada militante logró el respaldo de solamente 2 votantes. Desde luego en la izquierda, desde la social-democracia hasta sectores de izquierda revolucionaria, se dieron posiciones que fueron desde la abstención y el voto nulo hasta la participación con otras fuerzas políticas. Entre éstas hay que señalar al pequeño grupo que se mantuvo con Colom y Sandra desde 1999 y que ha tratado de presentar a la UNE como “partido de izquierda”, sin que eso haya sido cierto. La RPDG ha planteado reiteradamente la necesidad de una jornada de reflexión para la izquierda y los sectores populares y hemos propuesto que se realice a finales de octubre. Es un necesario primer paso para la autocrítica y la crítica constructiva.
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