viaje a Toronto, para asistir a la cumbre presidencial del G-20, Cristina Kirchner asistió a un
almuerzo convidada por
el fundador de la Barrick, la
empresa minera que explota desde hace más de 5 años el yacimiento de
oro de Veladero en
San Juan y que está construyendo a pocos kilómetros de allí, en la frontera con
Chile, la mina de oro de Pascua Lama, entre las más grandes y rentables del
mundo.
Cristina no se limitó a
comer. A los directivos de Barrick “les aseguró que ‘las reglas no cambiarán, y eso es muy importante para una inversión de largo plazo’" (La Nación, 27/6).
Música para los mineros cuando el
precio del oro se encuentra por las nubes, porque los K les aseguran que no tocarán un céntimo de esa enorme
plusvalía o
ganancia extraordinaria. ¡Y el
Credicoop Heller nos dice que pretende
gravar la
renta financiera, como si el diferencial entre el costo de producción del oro y su precio no fuera una renta financiera – más allá de la estrictamente minera. La Presi disipó cualquier temor de los pulpos a que el Estado les fuera aumentar las amarretas regalías fiscales de un 3%; en
Australia, al primer ministro le acaba de costar la cabeza su pretensión de aumentar esas regalías para recoger alguna migaja del
alza espectacular de los
precios (la
prensa calificó a la destitución como un “golpe incruento”. Mme. Kirchner no quiso correr el mismo riesgo – aunque cuando vetó la ley de
glaciares ya se había cubierto de semejantes sinsabores. “La palabra de la Presidenta y la promesa de más inversiones, concluye el enviado de La Nación, sepultaron el reclamo” (de aumentar las regalías). La misma Barrick fue señalada en su momento como la impulsora del veto de Cristina a la ley de glaciares - que prohibía la explotación de yacimientos mineros en la
zona donde se encuentran justamente Veladero y Pascua Lama.