MALDITOS
Una BANDA que causa FURIA: Los BARRICKTURROS
La Alumbrera y el financiamiento de la educación superior
Lunes 27 de diciembre de 2010
Las universidades nacionales reciben desde 2008 parte de las utilidades económicas generadas por una empresa minera, denunciada por contaminación ambiental. El tema generó fuertes controversias académicas. Advierten que en la UNL, la discusión sobre la “pertinencia ética” de aceptar estos fondos está cerrada.
Luciano Andreychuk
landreychuk@ellitoral.com
Controversial y polémico, el tema de los fondos de la minería que perciben las universidades públicas sigue despertando posiciones encontradas en el ámbito académico. El tema toca a la educación superior en lo referido a fuentes externas de financiamiento procedentes del sector privado. Pero además roza otras cuestiones más de fondo: la megaminería incorporada en un modelo de desarrollo nacional, el impacto medioambiental de una actividad extractiva a cielo abierto, la preservación de los recursos naturales.
El origen del asunto se remonta hasta fines de la década del ‘40, cuando un geólogo de la Universidad Nacional de Tucumán (UNT) descubrió una mina en la provincia de Catamarca (ver mapa). En 1958, se sancionó una ley nacional que estableció que esta casa de estudios podría recibir un porcentaje de las utilidades económicas generadas a partir de la explotación de ese yacimiento metalífero, años más tarde conocido como Bajo la Alumbrera. Desde 2008, estos aportes comienzan a repartirse en todo el sistema de educación superior nacional. Actualmente, el Consejo Interuniversitario Nacional (CIN) distribuye a las universidades las regalías enviadas.
El debate medular que desde el año pasado dividió aguas en muchas facultades del país -al punto de que algunas rechazaron esas regalías- es la pertinencia ética de aceptar dineros que provienen de una actividad sospechada de contaminar el medio ambiente con su actividad extractiva a cielo abierto, y que “saquea los recursos naturales”, según las críticas de organizaciones ambientalistas. Ello teniendo en cuenta los postulados más actuales de las universidades públicas, que proclaman y reivindican la defensa del medio ambiente y el desarrollo sustentable.
landreychuk@ellitoral.com
Controversial y polémico, el tema de los fondos de la minería que perciben las universidades públicas sigue despertando posiciones encontradas en el ámbito académico. El tema toca a la educación superior en lo referido a fuentes externas de financiamiento procedentes del sector privado. Pero además roza otras cuestiones más de fondo: la megaminería incorporada en un modelo de desarrollo nacional, el impacto medioambiental de una actividad extractiva a cielo abierto, la preservación de los recursos naturales.
El origen del asunto se remonta hasta fines de la década del ‘40, cuando un geólogo de la Universidad Nacional de Tucumán (UNT) descubrió una mina en la provincia de Catamarca (ver mapa). En 1958, se sancionó una ley nacional que estableció que esta casa de estudios podría recibir un porcentaje de las utilidades económicas generadas a partir de la explotación de ese yacimiento metalífero, años más tarde conocido como Bajo la Alumbrera. Desde 2008, estos aportes comienzan a repartirse en todo el sistema de educación superior nacional. Actualmente, el Consejo Interuniversitario Nacional (CIN) distribuye a las universidades las regalías enviadas.
El debate medular que desde el año pasado dividió aguas en muchas facultades del país -al punto de que algunas rechazaron esas regalías- es la pertinencia ética de aceptar dineros que provienen de una actividad sospechada de contaminar el medio ambiente con su actividad extractiva a cielo abierto, y que “saquea los recursos naturales”, según las críticas de organizaciones ambientalistas. Ello teniendo en cuenta los postulados más actuales de las universidades públicas, que proclaman y reivindican la defensa del medio ambiente y el desarrollo sustentable.
Etiquetas: ALUMBRERA, UNIVERSIDADES
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