Nuestra presidente acaba de anunciar el “Acuerdo Nacional de Promoción del
Diálogo Social en la Industria Minera”.Nombre difícil e incoherente, como el
discurso de Cristina al anunciar el engendro.
Ahora resulta que el gobierno nacional, en su “actitud de fuerte defensa del
medio ambiente” quiere promover el “diálogo social” en la “industria minera”,
algo que hace tiempo vienen haciendo algunas ONGs –sin éxito - y que ya
denunciamos reiteradamente.
Según la presidente, para tener un “país serio” no hay que “hablar por hablar” y
por eso nos da el ejemplo.
La presidente no “habla por hablar”: habla en nombre de las Corporaciones
Transnacionales.
El inicio del “plan”:
Las corporaciones mineras iniciaron el saqueo en silencio. Pagaron a nuestros
ministros y a diputados y senadores corruptos para que impulsaran y sancionaran
leyes mineras favoreciéndolas escandalosamente.
Esto sucedió en más de cuarenta países en forma casi simultánea, demostrando que
todas las empresas mineras están muy unidas, representando una vez más, la
consolidación del poder de las corporaciones transnacionales en el gobierno del
mundo.
Hasta pergeñaron, en una estrategia inédita, la creación un tercer país virtual
entre Chile y Argentina, avasallando la soberanía nacional, para desaparecer las
fronteras y llevar adelante el proyecto minero Pascua-Lama.
El agua y la energía:
La megaminería utiliza enormes cantidades de agua y muchísima energía eléctrica.
Mientras a muchas poblaciones les falta agua y no tienen provisión de energía
eléctrica, las mineras las tienen gratis o subsidiadas.
En el marco del Plan IIRSA (Integración de la Infraestructura Regional
Suramericana), los gobiernos encaran –endeudando al pueblo- faraónicas obras
para proveer de más energía a las mineras y mejorar las rutas del saqueo.
El gobierno nacional, a través de la CNEA, impulsa su “plan nuclear” para
producir energía núcleo-eléctrica para cubrir el creciente consumo minero,
entrando al perverso juego de impulsar la terriblemente contaminante minería del
uranio, para alimentar a las centrales nucleares, para luego dar esa energía a
las mineras.