El juego de los espejos. Así podría definirse lo que ha sucedido en los últimos siete días en materia ambiental. Espejos que reflejan la propia imagen y que apenas dejan adivinar en un difuso segundo plano la acuciante realidad. Una escenografía hedonista que esconde las materias pendientes y se refugia en un mundo de maravillas que solo existe en la mente y las retinas de los funcionarios. Que otra cosa sino, fue la representación montada alrededor de la visita de la Presidenta Cristina Fernández de Kichner al Riachuelo?. Con una carpeta repleta de incumplimientos a la orden de la Corte Suprema de Justicia de ocuparse de una vez y para siempre del saneamiento de esa Cuenca pútrida, los funcionarios responsables pusieron en orden los espejos para que la primera mandataria se deslumbrara ante un barco emergiendo de sus negras aguas. El aire irrespirable que destruye de a poco la vida de los casi cinco millones de personas que habitan la cuenca –que no fueron invitados a la cita- no pudo ingresar a ese mundo de fantasía.
Y el juego de espejos continúa y afecta a todos los estamentos, también a las Organizaciones No Gubernamentales. Erigidas como las más representativas y visibles defensoras del ambiente, su alejamiento del público afectado los encierra cada vez más en pequeños reductos útiles para conferencias y discusiones entre pares. Afuera, los vecinos se autoconvocan y empiezan a cuestionar. Y lo hacen fuerte. Lo sabe esto la Fundación Ambiente y Recursos Naturales (FARN), que se ha visto envuelta en serias acusaciones por parte de la Unión de Asambleas Ciudadanas. leer completo
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