MALDITOS
Una BANDA que causa FURIA: Los BARRICKTURROS
Siguen envenenando las aguas del río Rímac
Metamorfosis. En sus 130 km de recorrido, el río Hablador nos cuenta una historia llena de contrastes y paradojas. La misma ciudad que bebe de sus aguas lo aniquila en contaminación. Para ver el especial, haga clic aquí.
Si desea ver la infografía multimedia de la contaminación del río Rímac puede hacer clic aquí.
De ver y no creer. Nadie imaginaría que en Ticticocha –laguna altoandina de Ticlio a 4.699 m.s.n.m., de aguas limpísimas y refugio de peces y de aves– nace el pestilente río Rímac. Esta pureza líquida es aniquilada prematuramente solo unos kilómetros después: vertimientos mineros en las zonas altas, y de toda índole conforme discurre hacia la costa.
MUERTE METAL
“Por los metales pesados que encontramos, como plomo y arsénico, es imposible que haya vida”, explica Jaime Rojas, especialista de la Dirección General de Salud Ambiental (Digesa), mientras observa un riachuelo rojizo. Tan solo por el color del agua, los técnicos de Digesa que monitorean mensualmente la cuenca anticipan que, una vez más, los resultados no serán favorables.
Existen cinco grandes operaciones mineras en la cuenca alta del Rímac: Volcan, Los Quenuales, Casapalca, Perubar y la Minera San Juan, que descargan anualmente 22 millones de metros cúbicos de contaminantes efluentes en él (esto podría llenar 8.800 piscinas olímpicas). Pese a que cuentan con plantas de tratamiento, todas enfrentan al menos uno de los 21 procesos administrativos interpuestos entre el 2008 y el 2009 por elOrganismo Supervisor de la Inversión en Energía y Minería (Osinergmin), debido a que sus vertimientos incumplían los límites de la ley. Nos referimos a la Resolución Ministerial M011-96-EM (niveles máximos permisibles para efluentes líquidos para las actividades minero-metalúrgicas).
Es tan solo el inicio del drama.
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De ver y no creer. Nadie imaginaría que en Ticticocha –laguna altoandina de Ticlio a 4.699 m.s.n.m., de aguas limpísimas y refugio de peces y de aves– nace el pestilente río Rímac. Esta pureza líquida es aniquilada prematuramente solo unos kilómetros después: vertimientos mineros en las zonas altas, y de toda índole conforme discurre hacia la costa.
MUERTE METAL
“Por los metales pesados que encontramos, como plomo y arsénico, es imposible que haya vida”, explica Jaime Rojas, especialista de la Dirección General de Salud Ambiental (Digesa), mientras observa un riachuelo rojizo. Tan solo por el color del agua, los técnicos de Digesa que monitorean mensualmente la cuenca anticipan que, una vez más, los resultados no serán favorables.
Existen cinco grandes operaciones mineras en la cuenca alta del Rímac: Volcan, Los Quenuales, Casapalca, Perubar y la Minera San Juan, que descargan anualmente 22 millones de metros cúbicos de contaminantes efluentes en él (esto podría llenar 8.800 piscinas olímpicas). Pese a que cuentan con plantas de tratamiento, todas enfrentan al menos uno de los 21 procesos administrativos interpuestos entre el 2008 y el 2009 por elOrganismo Supervisor de la Inversión en Energía y Minería (Osinergmin), debido a que sus vertimientos incumplían los límites de la ley. Nos referimos a la Resolución Ministerial M011-96-EM (niveles máximos permisibles para efluentes líquidos para las actividades minero-metalúrgicas).
Es tan solo el inicio del drama.
Etiquetas: CONTAMINACION, MINERAS, PERU
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