OPINIÓN de Raúl Wiener
El caso Yanacocha
Yanacocha es la primera mina de oro de América Latina y la segunda del mundo. Es además la de más alta rentabilidad en el planeta y el mejor negocio que alguien podría soñar en el país. Con inversiones iniciales (entre los años 1992-1996) del orden de los 227 millones 863 mil dólares, se ha alcanzado una utilidad neta de 4 mil 873 millones 85 mil dólares, hasta el 2010 y se han distribuido ganancias por 2 mil 688 millones entre los accionistas durante 17 años (casi 160 millones de dólares por año).
Los afortunados accionistas de Yanacocha eran originalmente tres empresas, una de ellas estadounidense (Newmont), otra francesa (BRGM) y otra peruana (Buenaventura), a lo que había que sumar el IFC brazo financiero del Banco Mundial con una contribución menor, pero políticamente significativa. En 1994 se rompió la alianza de los tres principales y a través de una serie de maniobras judiciales y con la mano de Montesinos de por medio, se anuló la participación de BRGM y se le dejó de lado.