MALDITOS
Una BANDA que causa FURIA: Los BARRICKTURROS
Carolina Ricaldoni* - La central nuclear de Fukushima Daiichi, situada al borde del mar, como todos los emplazamientos nucleares japoneses, fue inundada por el agua y los días siguientes sufrió una serie infernal de averías que causó la amenaza de contaminación radiactiva
Este trágico suceso fue comparado con la explosión en la central rusa de Chernobil en 1986 y abrió –más tarde que temprano- un debate sobre el futuro de la energía nuclear en el mundo.
El año 2011 será recordado por la humanidad porque, entre otras cuestiones, marca un antes y un después en la historia de la energía del mundo, un quiebre y un cuestionamiento respecto de la energía nuclear.
El 11 de marzo de ese año, a las 14.46 horas en Japón, la tierra se sacudió violentamente agitando el fondo del mar y provocando un sismo de magnitud 9 en la escala de Ritcher. La convulsión telúrica generó un enorme maremoto en las costas de la región de Tohoku y las olas, de más de 15 metros, arrastraron consigo casas, puentes y personas, dejando unos 20 mil muertos y desaparecidos.
La central nuclear de Fukushima Daiichi, situada al borde del mar, como todos los emplazamientos nucleares japoneses, fue inundada por el agua y los días siguientes sufrió una serie infernal de averías que causó la amenaza de contaminación radiactiva. Al dolor por la desaparición de un allegado o la pérdida de todos los bienes, se agregaba el miedo de ser contaminado. Las autoridades ordenaron de inmediato el desalojo de unas 80 mil familias en un radio de 20 kilómetros alrededor de la planta.
“Desgraciadamente, no hay alma viviente en las calles de las aglomeraciones vecinas a la central. Esto hace pensar en una ciudad de muerte”, dijo el ministro japonés de Economía, Yoshio Hachiro, quien debió renunciar a la semana de asumir, después de pronunciar dichas palabras, ante una nación especialmente sensible ante la muerte.
En el mes de septiembre, un informe de la Universidad de Tokio informó que “dos mil kilómetros cuadrados de tierra, en la prefectura de Fukushima, están contaminados con sustancias radiactivas liberadas de la planta” nuclear.
Este trágico suceso fue comparado con la explosión en la central rusa de Chernobil en 1986 y abrió –más tarde que temprano- un debate sobre el futuro de la energía nuclear en el mundo.
“No podemos impedir que la naturaleza se subleve, que los sismos y el tsunami ocurran, pero hubiéramos podido evitar el accidente de Fukushima”, lamentó una habitante de Soma, ciudad situada a unos 40 km del complejo atómico accidentado.
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