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Pero se pone peor cuando habla de actitudes de “todo o nada” o “matar o morir”. Dice que "los ambientalistas nunca pisan el freno" y se inclinan a apostar la suerte del departamento Andalgalá (y de la provincia) a “todo o nada”, tal cual como un jugador compulsivo obligando a compartir los riesgos que implica hacer de la violencia una moneda corriente.
Pero se pone peor cuando habla de actitudes de “todo o nada” o “matar o morir”. Dice que "los ambientalistas nunca pisan el freno" y se inclinan a apostar la suerte del departamento Andalgalá (y de la provincia) a “todo o nada”, tal cual como un jugador compulsivo obligando a compartir los riesgos que implica hacer de la violencia una moneda corriente.
Habla de "ambientalismo extremo y sin fundamento" y aquí lo máximo: "He aquí la integración en organizaciones delictivas estructuradas que logró atemorizar a una comunidad que apenas sobrevive económicamente ¿en nombre del medio ambiente?"
Vergonzozo,sólo se explica preguntándonos: ¿cuánto les pagaron para publicar esto?
Movida Ambiental
Hay “otra” Andalgalá que resiste
Por Juan Carlos Andrada
Parece ser cierta aquella afirmación que sostiene que la historia se repite.
Sin embargo, aunque la historia puede parecer cíclica, lo cierto es que repetir los errores suele ser lo comprometido.
En este sentido, si bien el peligro siempre está en forma potencial o latente, una vez que se convierte en una amenaza concreta termina tarde o temprano desencadenando una serie de tragedias (individuales y colectivas).
Dicho directamente, aunque en el fragor de las diferencias sociales por la actividad minera, la discusión ya se dio en otras partes del mundo y fueron enmendadas sin que nadie, individual y desesperadamente, acuda al “suicidio” para alcanzar una solución. Apelar al encierro no ayuda.
Sin embargo, aunque la historia puede parecer cíclica, lo cierto es que repetir los errores suele ser lo comprometido.
En este sentido, si bien el peligro siempre está en forma potencial o latente, una vez que se convierte en una amenaza concreta termina tarde o temprano desencadenando una serie de tragedias (individuales y colectivas).
Dicho directamente, aunque en el fragor de las diferencias sociales por la actividad minera, la discusión ya se dio en otras partes del mundo y fueron enmendadas sin que nadie, individual y desesperadamente, acuda al “suicidio” para alcanzar una solución. Apelar al encierro no ayuda.