Juan Jované
ECONOMIA
La propuesta que actualmente se debate en torno a la modificación del Código Minero merece, dado su posible efecto sobre el estilo de desarrollo nacional, ser analizada en base a su impacto ambiental y económico, así como desde la perspectiva de la soberanía sobre los recursos naturales de la nación. En relación a los posibles impactos ambientales, la minería, principalmente la de cielo abierto, provoca un conjunto de huellas negativas entre las que se destacan las siguientes: infiltración de agua ácida; erosión y sedimentación; emisiones de partículas al aire; modificación del hábitat y pérdida de biodiversidad; contaminación de las aguas superficiales y subterráneas; y la emisión al ambiente de elementos químicos. En esto están involucrados procesos masivos de contaminación, tal como se desprende del hecho de que la producción de un solo anillo de oro de 18 quilates produce desechos mineros equivalentes a 20 toneladas, mientras que, por su parte, cada tonelada de cobre extraída genera 99 toneladas de residuos. Se trata, se debe agregar, de formas de contaminación que por su manera de actuar tienen generalmente efectos persistentes. Es así que, de acuerdo a los economistas ecológicos Joshua Farley y Herman Daly, las minas explotadas por los romanos hace más de 1,500 años siguen generando infiltración de aguas residuales ácidas hacia el suelo y el manto freático.