amig@s y compañer@s. comparto unas reflexiones sobre la 'cobertura' de los medios especialmente locales de los sucesos recientes en Andalgalá... Para descargar la 'bronca' nomás... Abrazos, H
Tironeando de la ‘realidad’.
“No hace muco tiempo, la tierra estaba poblada por dos mil millones de habitantes, es decir, quinientos millones de hombres y mil quinientos millones de indígenas. Los primeros disponían del Verbo, los otros lo tomaban prestado. Entre aquellos y éstos, reyezuelos vendidos, señores feudales, una falsa burguesía forjada de una sola pieza servían de intermediarios. En las colonias, la verdad aparecía desnuda; las ‘metrópolis’ la preferían vestida… La élite europea se dedicó a fabricar una élite indígena; se seleccionaron adolescentes, se les marcó en la frente, con hierro candente, los principios de la cultura occidental…tras una breve estancia en la metrópoli se les regresaba a su país, falsificados.” (Jean Paul Sartre, Prefacio a “Los Condenados de
Tras el fragor de la descarnada violencia material desatada con la brutal represión policial en Andalgalá el 15 de febrero pasado, le sucedió, como es habitual, la violencia simbólica destinada a apropiarse de la verdad y construir desde el poder ‘la realidad’ de los hechos. Es que la violencia, partera del mundo colonial, no ‘da respiro’ y embarga ininterrumpidamente hasta los más nimios y recónditos lugares de la vida cotidiana en tierras y tiempos de conquista.
Con reflejos intactos, las empresas de comunicación locales echaron a andar sus relatos para construir con ellos la versión de los acontecimientos que, a fuerza del monopolio que ostentan sobre los medios de producción de ‘noticias’, terminan imponiéndose como ‘la realidad’ –objetiva. La versión que, de tal modo, emana del poder, pinta paisajes invertidos, propios también del mundo colonial, donde todo está ‘patas para arriba’, al decir de Galeano. Un mundo donde las víctimas son victimarios; los comprovincianos son ‘foráneos’ y los invasores considerados ‘impulsores del desarrollo nacional’; los que sólo usan el lenguaje de la fuerza y acallan las voces disidentes con el uso implacable del terror, aparecen más tarde revestidos como los paladines del ‘diálogo’, y el ‘debate racional’… Un mundo donde ‘realmente’ la ley secuestra los derechos más elementales y