MALDITOS
Una BANDA que causa FURIA: Los BARRICKTURROS
26/02 – 14:30 – Hay dos Bolivias, una del Este y otra del Oeste. Ambas son distintas geográfica, paisajística y económicamente. En la del Oeste abunda Evo, en la del Este ralean cada vez más los sologans de campaña hasta desaparecer por completo y en las postrimerías de Santa Cruz de la Sierra ya no se encuentra el Coya típico ni el mensaje redundante de los carteles ruteros desde donde le dan gracias al presidente indígena.
En viaje hacia Perú ingresamos a Bolivia por la Quiaca (Jujuy) y ahí nomás tropezamos con Villazón, primera ciudad boliviana transformada en un enorme mercado persa que convulsiona la frontera internacional y dificulta de manera fenomenal al turista que como nosotros, transita por allí en vehículo particular.
Extraña frontera la quiaqueña, porque mientras aquellos que la cruzan con vehículos se deben adecuar a todas las formalidades aduaneras y migratorias, los que desean pasar de Argentina a Bolivia (y viceversa) caminando, lo pueden hacer sin ningún tipo de restricción ni trámite burocrático que se lo impida. Demás está decir que las compras “del otro lado” (léase Bolivia) se hacen a precios irrisorios y el paso de los bultos en mano de nativos o turistas no merece la mínima atención por parte de la aduana binacional que hace la vista gorda para incentivar el negocio en negro.
Obviamente que no me voy a detener en detalles del viaje porque sería un texto interminable, pero a grandes rasgos, quiero recordar aquellas alternativas, curiosidades y llamativas circunstancias que despertaron al periodista e hicieron que el objetivo turístico, en algún punto, se transformara en una aguda observación sobre las cuestiones sociales, políticas y económicas en que se desarrolla el vecino país.